La Argentina en una encrucijada: ¿Qué Dirección? |
|
*Por Jon E. Huenemann (1)
En mi más reciente visita a la Argentina fue difícil no verse nuevamente impresionado por el esplendor de Buenos Aires y las otras ciudades que visité, como así también, por la diligencia, creatividad e inteligencia de muchas de las personas de la comunidad de negocios, gubernamental, académica y de investigación. La fuerza inherente de la Argentina ha sido y será su gente y sus creaciones.
El capital humano, para expresarlo en términos económicos, es la base para la prosperidad. Los recursos naturales pueden ser importantes, como son en la Argentina, pero el capital humano es mucho más importante en una economía. ¿Por qué sino las economías desarrolladas con escasos recursos naturales han crecido dos o tres veces más rápido entre 1960 y 1990 que los países con abundantes recursos naturales?
El “buen gobierno” (“governance”) es una función del capital humano. En el mercado global la toma de decisiones gubernamentales soberanas relacionadas con la gestión de política económica es mucho más importante ahora que lo que la mayoría piensa, y al menos tan importante como lo ha sido en el último siglo. Las corporaciones multinacionales e instituciones internacionales han crecido en ese tiempo como importantes jugadores políticos también, pero eso no cambia la realidad de que la mayor responsabilidad y las herramientas para la administración de la economía y su buen desarrollo permanecen en los gobiernos soberanos.
En este sentido, las decisiones soberanas del gobierno que pueden aparecer sanas cuando son vistas a través del prisma de las seductoras consideraciones políticas localistas pueden terminar siendo contraproducentes, reduciendo las oportunidades económicas de generaciones enteras. El mercado global esta lleno de oportunidades y también de competencias, que pueden traducirse en más prosperidad sostenida. Pero esta ultima, puede ser alcanzada sólo si el mercado global se encara de manera inteligente y no se trata de evitarlo con decisiones erróneas.
Que no queden dudas sobre esto, la tarea de administrar economías se ha vuelto en algunos aspectos más dificultosa porque las complejidades y las presiones han crecido. Al mismo tiempo, nunca antes hubo tantas oportunidades para aprovechar. Incluso las que parecen ser las más desesperanzadas circunstancias ofrecen oportunidades si se toman las decisiones correctas.
Durante las dos últimas décadas del siglo veinte, los dos países con el número más grande de ciudadanos extremadamente pobres presenciaron una declinación de alrededor de 320 millones en el número de personas atrapadas en la miseria más extrema. China y la India, dos países cerrados y con experiencias económicas poco exitosas durante gran parte del siglo veinte, ahora son vistos como crecientes motores globales de desarrollo económico y de mayor prosperidad. Esto no fue alcanzado a través de políticas económicas motivadas por consideraciones estrechas. En cambio, el componente principal en ambos casos fue aprovechar un ambiente económico más abierto y competitivo dentro del mercado global. Existen numerosos ejemplos similares.
La Argentina tiene su propio conjunto de desafíos económicos. Durante los años 90, abrió con éxito algunos aspectos de su economía para alcanzar una mayor competitividad, mientras que en otros sectores no pudo hacerlo. Además, falló en ciertos aspectos críticos de la gerencia económica. De esta manera, se sembraron las semillas de su fracaso, que fue tristemente cosechado en los últimos tiempos.
Esta historia reciente, y la historia que la precedió, han generado una fuerte inclinación hacia formas de política industrial que abiertamente inhiben las flexibilidades necesarias en la economía argentina. Al mismo tiempo, los fracasos del pasado relativamente cercano en el gerenciamiento económico del país han dado ímpetu para reexaminar, y en algunos casos adoptar, economías no ortodoxas en un contexto de mercado manejado en gran parte por el ambiente económico global. Hay que estar alerta a posibles desviaciones en la adopción de la economía de mercado, pues aunque sonarán atractivas desde el punto de vista de la visión política localista, no tienen ninguna verificación en esta época de globalización y prosperidad sustentable.
La cuestión clave no es si se debe adoptar la libre competencia: Argentina debe hacerlo! Los intereses del productor y, especialmente, los del consumidor deben dirigir la política económica, incluyendo la política económica y comercial internacional. Si no, la productividad – el motor de la generación de ingresos- sufrirá como también los argentinos, ahora y en el futuro.
México ha asumido la liberalización comercial en una serie de audaces pasos a través del NAFTA, el acuerdo de libre comercio con la Unión Europea, sus acuerdos de libre comercio con países de América Latina, y sus iniciativas de acuerdos similares con estados asiáticos. México se ha beneficiado claramente de este esfuerzo y se ha convertido en una economía más competitiva y productiva – una de las 10 mayores economías comerciales del mundo en térmicos de valores y un importante exportador. Además, por ejemplo, los trabajadores del sector manufacturero relacionado al comercio reciben mejores sueldos y son mejor entrenados que aquellos que se encuentran fuera del mismo.
Pero a la vez, no ha podido tener éxito con las reformas estructurales domésticas que aseguren las necesarias flexibilidades económicas para la mejor construcción de una prosperidad sostenible. Éstas incluyen el mercado del trabajo, la infraestructura pública, la energía, la educación, la política de competencia, el régimen de pensión y otras reformas. Éstos son desafíos de "competitividad" claves para México, pero existe un denominador: cómo apoyar mejor el desarrollo del capital humano y/o generar más competencia de mercado, no menos.Tomo el caso de México para precisar que el comercio no es enteramente la solución. Al mismo tiempo, es claramente parte de la solución para la prosperidad económica de México avanzar hacia el futuro, al igual que en el caso de la Argentina. Por consiguiente, la Argentina necesita examinar su enfoque y estrategia en la política y las negociaciones comerciales como parte de su esfuerzo para construir un futuro económico sustentable y próspero.
El comercio es una terreno donde demasiado a menudo es difícil eliminar las "anteojeras” políticas parroquiales relacionadas con la formulación de normas, algo que también ocurre en los EE.UU. Pero, esos países pueden cosechar aumentos económicos significativos. El Banco Mundial, en un estudio de 2002, examinó 73 países en vías de desarrollo a lo largo de casi dos décadas hacia el final del siglo XX. Aquellos países (24) que incrementaron su comercio (exportaciones e importaciones) para aumentar el cociente del producto interno bruto, vieron su renta per capita elevada un 67 por ciento, mientras que los que no levantaron su cociente vieron solamente un aumento en el mismo período del 10 por ciento.
La Agenda para el Desarrollo de Doha en la OMC y la iniciativa del ALCA no deben verse como lugares para ponerse a la defensiva en el frente comercial en la Argentina. Francamente, la Argentina no es suficientezmente activa como debería ser en el impulso de la liberalización. El MERCOSUR es importante por muchas razones y debe ser consolidado y la integración debe continuar, pero el crecimiento comercial y la prosperidad económica de la Argentina serán conducidos más por el mayor tamaño de mercado hemisférico y global en el tiempo, y su estrategia comercial necesita también reflejar esa eventualidad.
(1)
Huenemann lidera la sección de comercio, inversión y mercados mundiales en la consultora Fleishman-Hillard Government Relations de Washington DC. Previamente, fue Representante Adjunto de Comercio en la Oficina Ejecutiva del Presidente de los Estados Unidos, con responsabilidades en las Américas, y durante casi 16 años, ocupó otras numerosas posiciones en organismos como el Departamento del Tesoro, el Senado norteamericano, el UNDP, y el CSSIS (Center for Strategic and International Studies). También ha sido profesor visitante en teoría del comercio y política internacional en prestigiosas universidades. Además, se desempeña como miembro de la junta asesora internacional de la publicación “The Latin America Advisor”, del Inter-American Dialogue y, es regularmente entrevistado por la prensa (CNN, Financial Times, Wall Street Journal, etc.)