Estados Unidos y América Latina

*Por Arturo Valenzuela (1)

La primera videoconferencia del ciclo organizado por la Fundación Diálogo Argentino Americano tuvo lugar en la embajada de los Estados Unidos, y estuvo a cargo del Dr. Arturo Valenzuela (subsecretario de estado adjunto para asuntos interamericanos durante el primer gobierno del presidente Bill Clinton). En la misma, el ex funcionario se refirió al estado actual de las relaciones entre el país del norte y Latinoamérica, relación que, admitió, no pasa por su mejor momento.

Una sus primeras observaciones fue la constatación de que el discurso dominante en la actual administración americana, en lo que concierne a sus vecinos del sur, se asemeja sorprendentemente al “Trade, not aid” que propuso el partido demócrata a principios de la década pasada. Esa postura, sin embargo resulta hoy insuficiente ya que los países latinoamericanos han demostrado no estar aún en condiciones de afrontar por sí solos los desafíos de la globalización.

Lo que necesita el sub-continente no es mayor liberalización sino aumentar su competitividad. Eso, según Valenzuela, sólo podrá obtenerse mediante fuertes inversiones en infraestructura, recursos humanos, educación y salud, lo que lo lleva a rescatar, en sus palabras, elementos de una vieja concepción del Estado.

El expositor resaltó la importancia del papel de los Estados Unidos en la recomposición de las relaciones con Latinoamérica. Fue ese país, reconoció, el que relegó a América Latina a un segundo plano en su agenda internacional. Actualmente su política hacia la región es menos errada que inexistente, poniendo demasiado énfasis en el tema seguridad, y los casos Colombia y Venezuela. Lo paradójico de esta situación es que, así, Estados Unidos se expone a posibles fracasos que podrían afectarlo en esa área .

Latinoamérica muestra el triste índice de 15 presidentes que no pudieron terminar sus mandatos en los últimos veinte años, de los cuales sólo uno se debió a un golpe de Estado. Por otro lado, el continente se encuentra en un grado de desunión alarmante, demostrado en el fracaso de las últimas cumbres y los problemas en la elección del actual Secretario General de la OEA. En el segundo caso, Estados Unidos falló, según Valenzuela, debido a un error de apreciación, fruto del marcado desinterés que demuestra últimamente hacia la región. El apoyo a la candidatura de Flores lo llevó a una situación incómoda, causada por la falta de un “plan B”. Posteriormente, el repentino apoyo al candidato mexicano estuvo lejos de mejorar las cosas, poniendo a México en la posición de país candidato de los Estados Unidos, y a Chile como el país que fue despreciado.

Sin embargo, Valenzuela afirmó que no existe un escenario de polarización marcada en América Latina, ni entre gobiernos de derecha y de izquierda, ni entre el Norte y el Sur. Hoy, señaló, no hay gobiernos de izquierda en América Latina, al menos no en el sentido estricto del término, y recordó la ortodoxia de gobiernos como el de Lagos en Chile y de Lula Da Silva en Brasil. Esta situación llevó al expositor a considerar que los Estados Unidos pueden lograr grandes éxitos en la región si tan sólo le prestaran un poco más de atención.

Luego, Arturo Valenzuela se planteó el interrogante de por qué los países latinoamericanos no tomaban en sus propias manos el liderazgo de la región, y se preguntó por qué no aprovechaban la oportunidad para cambiar su excesiva dependencia , por una mayor interrelación. En este sentido, aconsejó pasar de una mirada que consideró demasiado bilateralista, a la estrategia de proponer cuestiones conjuntas de América Latina a los Estados Unidos, pero no contra él, sino en la formulación de propuestas a las que el segundo pueda responder en forma positiva. Valenzuela recordó, para ilustrar su idea, la antigua Alianza para el Progreso, impulsada por el extinto presidente Kennedy, que había surgido inicialmente de una propuesta de presidentes de América Latina, como Juscelino Kubitschek y otros.

Ante la pregunta de un participante por el fracaso de Estados Unidos en alcanzar la firma del ALCA en enero de 2005, Valenzuela confesó su frustración, considerando que estaban dadas las condiciones para llegar a un acuerdo con el consenso de la región, puesto que la oposición tradicionalmente más fuerte a dicho tratado, que provenía de los sindicatos relacionados con el Partido Demócrata, no afectaba a la actual administración. También analizó la falta de avances significativos en las negociaciones, a pesar del gobierno republicano de Bush, y de su mayoría en el congreso, como producto de la falta de voluntad política de llevar adelante un conversación clara y sincera con Brasil.

La estrategia actual de Estados Unidos de concretar tratados bilaterales que, por otro lado, sólo se concretó con Chile y países del Caribe, es a su juicio errada ya que esos acuerdos podrían no tener vigencia necesariamente ante uno de eventual envergadura regional. La inclusión de más países podría significar la necesidad de retroceder en cierto puntos importantes. Valenzuela recordó entonces que Estados Unidos, al representar el 75% del PBI de la región , y cerca del 90% si incluimos a Canadá, México y Brasil, tiene la responsabilidad de llevar adelante las negociaciones.

En lo concerniente a la relación entre los Estados Unido y la Argentina, el ex asesor de Bill Clinton comentó que tenía la extraña sensación, al observar los medios de nuestro país, de que ocupásemos un lugar significativo en la agenda internacional norteamericana, mientras que, en la realidad, ello no el caso para nada.

Señaló, a este efecto, la circunstancia de que la cumbre de 17 cancilleres latinoamericanos reunidos en Washington para elegir el nuevo secretario de la OEA, a seis cuadras del diario The Washington Post, sólo mereció en este último una mención marginal, recogida indirectamente a través de AFP. Ello demuestra la ignorancia y el desinterés por parte de las elites norteamericanas hacia nuestra región, pero Valenzuela recordó la existencia de una burocracia importante – la secretaría de Estado para la región es más grande que cualquier cancillería latinoamericana – y enterada de las cuestiones que nos afectan, pero que, sin el liderazgo apropiado por parte de las altas cúpulas, difícilmente pueda establecer políticas claras y coherentes.

Cabe señalar, a modo de conclusión, como lo hizo uno de los participantes, el carácter ejemplarmente democrático de la reunión, teniendo en cuenta que el Sr. Valenzuela es un opositor expreso a las políticas de la actual administración Bush, y que la videoconferencia tuvo lugar en un organismo del gobierno de ese país. Saludamos la realización de sesiones como la mencionada, y a sus organizadores, por contribuir así al fortalecimiento de las relaciones entre nuestros países.

 

 

(1) Subsecretario de estado adjunto para asuntos interamericanos durante el primer gobierno del presidente Bill Clinton, profesor de Georgetown.

Síntesis realizada por Jean-Paul Alberio (Nueva Mayoría) sobre una exposición del Dr. Valenzuela organizada por el Diálogo Argentino Americano.

 

 

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